DISCIPLINA POSITIVA: UN MODELO EDUCATIVO QUE FUNCIONA PARA TODA LA FAMILIA

CLAVES PARA LA DISCIPLINA POSITIVA

Antes de explicar qué es y por qué debemos de aplicar la disciplina positiva, es necesario aclarar que existen tres estilos de disciplina:
  

  1. La disciplina punitiva, severa o excesiva
    Este estilo de educación se centra en el castigo y en la prohibición sobre lo que hacen los niños, lo que le provoca a este sentimientos de resentimiento y venganza a largo plazo, además, causa efectos negativos en su autoestima. Esta disciplina busca generarle miedo al niño para que actúe por temor al castigo, esto no le permite, por un lado, entender qué es lo que hace mal y, por otro lado, desarrollar un criterio propio.

  1. La disciplina permisiva o la ausencia de disciplina
    Por el contrario, cuando existe una ausencia de disciplina, se les permite a los niños hacer lo que ellos quieran pues sus padres nunca le dicen que no, esto trae como consecuencia que los pequeños no aprenderán sobre la autoridad y por ende no respeten a los demás, o a sí mismos al poner en peligro tanto su físico como sus sentimientos, lo que también traerá altibajos en su desarrollo.

  1. La disciplina positiva
    Este estilo de disciplina es una alternativa efectiva en donde se tienen en cuenta las necesidades tanto de los padres como de los niños para buscar soluciones que lleven a un desarrollo infantil sano. Lo que se busca es que los pequeños aprendan a ser autónomos, responsables, respetuosos al acatar las reglas y las normas mientras se explica el porqué y la importancia de estas.

 

¿QUÉ ES, CÓMO SE EMPLEA Y QUÉ DEBO SABER DE LA DISCIPLINA POSITIVA?

Este modelo educativo se basa en la comunicación, el amor y el entendimiento muto donde se busca crear un ambiente respetuoso, enseñándole a los niños de una manera positiva y empática, para esto, se evita el control y la flexibilidad excesiva.

El objetivo de la disciplina positiva es que nuestros pequeños aprendan a comportarse, siendo conscientes de las consecuencias de sus comportamientos desde el cariño, recuerda que no nacimos aprendidos y por esto debemos poner unas normas sin señalar a nuestros hijos cuando cometen un error.

No hay niños malos sino malos comportamientos

 

CLAVES PARA APLICAR LA DISCIPLINA POSITIVA
 

  • Aunque seas firme, debes ser amable
    No debemos confundir ni llevar a extremos estos términos, la amabilidad no es sinónimo de permisividad, se debe de tener un equilibrio entre darles completa libertad y privarlos de esta misma.
 
  • La comunicación como base del respeto mutuo
    Es importante tener en cuenta las necesidades tanto de los padres como de los niños para así poder entender cada parte y gestionar las emociones que se tienen. Recuerda que lo importante es que aprendan, ¿por qué no hacerlo de buena manera utilizando un tono educado y respetuoso?
 
  • Conexión emocional y vínculos a largo plazo
    No solo se requiere de una buena comunicación para facilitar el desarrollo del niño, crear una conexión emocional les permite a tus hijos expresarse en su totalidad para así comprender sus emociones y que los pequeños se sientan conectados y seguros.
 
  • Habilidades sociales, emocionales y cognitivas
    La disciplina positiva busca desarrollar las capacidades de nuestros hijos, por esto apoya sus ideas, estimula su responsabilidad y permítele asumir las consecuencias de sus actos. Encuentra una manera de enseñarles lo que esta bien y lo que no explicándoles el porqué.

 

No te extrañes si te frustras en el proceso, es normal que quieras caer en la disciplina tradicional pero no lo hagas, tómate un momento para ti y visualiza cómo actuarás a continuación, la idea es que los niños entiendan que las normas les aportan seguridad, no que son una imposición. Poco a poco vas a ver los grandes cambios que tendrá el comportamiento de tu hijo una vez le pongas menos limites, pero más conscientes junto a la disciplina positiva.